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El poder de una sonrisa, la llave maestra que abre puertas, por Pilar Ortiz

Sonreír es muy importante. Nos mejora el ánimo, alivia tensiones o momentos incómodos, pero sobre todo, es una gran herramienta para acercarnos y comunicarnos con los demás. No cabe duda de que el valor de la sonrisa es más alto de lo que imaginamos, aún más si se trata de darnos a conocer o concretar una venta o un cliente nuevo.

Es importante tener en cuenta que la sonrisa funciona como un puente entre nosotros y nuestro interlocutor; nos acerca a él y rompe las barreras que éste tenga hacia nosotros y nuestro mensaje. Pero no todo instante es apropiado para sonreír puesto que hay momentos y lugares para todo, y hasta una sonrisa en un momento errado puede tener el efecto contrario al que se busca.

S
i tenemos un elevator speech o algún mensaje ya definido de lo que vamos a decirle a nuestro interlocutor podemos practicar unas horas antes en el espejo, recordando en voz alta lo que le vamos a decir y ver de qué manera nuestras expresiones faciales acompañan nuestro mensaje. Si hay momentos de buenas noticias o una situación positiva, sonreír naturalmente en ese mismo instante hará que nos conectemos aún más con nuestro cliente o interlocutor.

Por otro lado, si lo que debemos decir no es tan satisfactorio pero tampoco es una mala noticia, una pequeña sonrisa que se asome o un semblante un poco más serio sin ir al extremo estarán bien para acompañar dicho discurso. Jugar con nuestras expresiones faciales es clave para generar un vínculo con nuestro interlocutor y lograr que éste capte nuestro mensaje desde varios frentes: el auditivo (con lo que le estamos diciendo) y el visual (con nuestras expresiones corporales y faciales, e incluso si hay una presentación).

Hacer de la sonrisa una herramienta para transmitir el mensaje y acercarnos a quien le hablaremos será una parte importante de lo que debemos tener en cuenta para fortalecer nuestras habilidades de comunicación. No obstante, esta sonrisa debe ser lo más genuina posible pues si no se siente realmente, se notará que no es sincera.

En pocas palabras, la meta es estar en la capacidad de manejar la sonrisa como nos lo hemos propuesto, según lo que queramos contar de acuerdo al mensaje que estamos comunicando, y no como las circunstancias lo establezcan, buscando ser lo más naturales posible, pues no olvidemos que la sonrisa es confianza y seguridad; es una curva maravillosa y poderosa.

De igual manera, recordemos que cuando estamos nerviosos, debemos hablar en público o nos encontramos en una situación tensionante, lo primero que desaparece es la sonrisa. Sin embargo, esta es de las primeras cosas en las que se fija nuestro interlocutor y la que más queda presente en su mente. Esto puede representar una oportunidad a la hora de que se haga una idea de nosotros, pero también un riesgo si no somos genuinos, ya que puede inferir en que no lo seremos a la hora de hacer negocios.

Para captar la atención de la gente no basta con que creamos que lo estamos haciendo, sino realmente demostrarlo a través de nuestro lenguaje verbal y corporal, pues en ocasiones pensamos que sonreímos lo suficiente, pero nuestro interlocutor no cree lo mismo. Por eso, debemos buscar formas de captar la atención de la gente en el primer minuto de establecer un contacto directo, no con palabras sino con una sonrisa que venga desde nuestra lo más profundo de nuestro ser.

Finalmente, te invito a reflexionar sobre lo siguiente: ¿Qué es primero, sonreír o sentirte feliz? No siempre tienes que estar feliz para sonreír, cuando no te sientas con ganas de hacerlo puedes recurrir a personas, recuerdos o cosas que te hagan sonreír y te evoquen emociones de alegría y satisfacción a otro nivel, pero sobre todo, recuerda: La distancia más corta entre dos personas es la sonrisa.

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