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¿Home Office? Que la virtualidad no te quite la presencia por Pilar Ortiz

 

Ahora que permanecemos en videollamadas o conferencias virtuales, cuidar nuestra imagen y la forma cómo proyectamos nuestro lenguaje corporal, sigue siendo igual de importante que en la presencialidad. 

A veces tendemos a creer que una pantalla limita nuestra comunicación no verbal, pero quiero llevarte a romper esa botella. Lo que comunicamos más allá de las palabras siempre será significativo en la misión de ser efectivos y, definitivamente, nos ayuda a proyectar una imagen segura y profesional. 

Lo primero que debes tener en cuenta es reconocer el espacio en el que estás y lo que se ve en pantalla. Sé que por estos días, la gran mayoría trabaja desde casa y en muchas ocasiones no se cuenta con un área específica que funcione como oficina. 

Hay quienes deben convertir la mesa del comedor en escritorio, lo cual no está  mal, hace parte de la nueva realidad que nos tomó por sorpresa. 

Pero, aunque este sea tu caso, quién te ve del otro lado no tiene porqué saberlo. La ventaja de estar frente al lente es que, al ser cuidadosos, nadie reconocerá el espacio en el que estamos.

Por eso mi primera recomendación es observar tu entorno. Encuentra una pared con un fondo neutro, un cuadro, o, incluso, puedes usar tu biblioteca, organizada, como background. Eso sí, evita poner la cámara enfrente de camas o incluso de espejos que visibilizan más de lo que quisieras; además de las ventanas, te dejarán en contraluz. No te verás con claridad. 

Una vez tengas ese lugar ideal para la videollamada, mi segunda recomendación es ensayar los ángulos de la cámara. 

Con el propósito de proyectar autoridad y confianza, te recomiendo subir el lente de la cámara al nivel de tus ojos. Encuentra el punto medio, que no se vea muy arriba, lo cual dará la percepción de inseguridad y minimizará tu imagen; ni muy abajo, evitará que el punto de atención sea el techo.  

Cuando tengas este aspecto solucionado, es hora de entrar en materia sobre el lenguaje corporal. Tus manos seguirán siendo un recurso valiosísimo para reafirmar tu mensaje y quizás te preguntes, ¿cómo las uso si en cámara no tengo el espacio suficiente? 

Aquí viene un super tip. Imagina que tienes un escritorio invisible justo debajo de tu rostro. A esa altura puedes posicionar tus manos, claramente sin ser demasiado exagerados con los movimientos, la idea es que sea sutil. 

De igual forma, tus ojos también pueden ser parte del ejercicio y conectar con tu audiencia, ¿cómo? no mires la pantalla, mira el lente de la cámara, así quien te escucha sentirá que lo estas mirando directo a sus ojos. 

¿Te gustó? ¡Ahora es tiempo de ponerlo en práctica! Recuerda que siempre puedes proyectar tu mejor imagen, sin importar las circunstancias. Lo importante es que seas consciente de los recursos externos que tienes para comunicarte mejor.

 

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