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Las 4 características claves de una voz persuasiva, por Pilar Ortiz
1 de diciembre de 2020

 

La voz es un vehículo con el cual transmitimos el mensaje, y a veces no le damos la importancia que se merece. No nos enfocamos en la manera en la que transmitimos nuestros mensajes: no miramos más allá de las frases y palabras que utilizamos. Pero realmente lo que más aporta a la efectividad de nuestros mensajes son otros elementos. Hoy te voy a hablar de las 4 partes fundamentales para que la voz sea persuasiva. Poco a poco vamos a poder utilizar la voz, es algo que no es simplemente de entender y hacerlo. Se requiere práctica, ajustar los conocimientos e interiorizarlos. La voz es toda una gama de señales que juegan entre sí para lograr distintos efectos y comunicar efectivamente.

Para empezar, ¿cuál crees que sería el tono, o las características, que debería tener una voz que quiere ser persuasiva? Por ejemplo, ¿si quiero convencer a mis clientes de adquirir un nuevo producto? Te voy a responder estas preguntas.

La primera característica esencial es la intensidad, que tiene que ver con la fuerza de la voz, pero no necesariamente con el volumen. Y esto es un error muy común, creer que solo se trata del volumen. La fuerza se logra con la respiración, es la manera en la que sacas el aire a través de tus vías respiratorias. No tiene que ver con el volumen, pero sí con la cantidad de aire que se va a usar. Es importante tener un equilibrio entre el volumen y la fuerza de la voz, y es principalmente con la respiración que esto se regula. Se debe tener energía, pero no a punta de gritos. Dicen los estudios que para que alguien sea más creíble debe tender a que tenga la voz más alta que baja. Para ser creíble cuando estés liderando equipos, dando una conferencia, la intensidad alta (pero no exagerada) te va a ayudar a ganar credibilidad.

El segundo punto que vamos a tocar sobre la voz es el tono. ¿Agudo o grave? Para ser más creíble y persuasivo hay que buscar un punto medio, con tendencia hacia lo grave. Si vas al extremo de hablar muy agudo, ahuyentarás a tu público, y si vas al extremo de lo grave, vas a sonar aburrido y monótono. Los estudios dicen que generalmente la voz que tiende a ser un poco más grave es aquella que es más persuasiva. Pero ojo, repito, no se trata de ir a los extremos. Se debe hacer una entonación (suma de entonaciones) sin moverse mucho entre los diferentes tonos. No se trata de subir y bajar abruptamente. En ese orden de ideas, para una comunicación más persuasiva, lo mejor que debes hacer es empezar en un tono más agudo y terminar en algo más abajo. Debes recordar, que esto verdaderamente se aprende cuando lo practicas.

La tercera característica es la más difícil de cambiar, pero la más fácil de entender: el timbre de la voz. Este es la suma del tono (agudo o grave) y nuestra fisionomía (la cara, que sirve de caja de resonancia). Se puede cambiar, por ejemplo, moviendo más la boca, haciendo más apertura. Ese timbre será muy único para cada uno de nosotros, ya que todas nuestras caras son diferentes. Si quieres ser más persuasivo, debes abrir un poco más la boca, para poder ser más claro. Un ejercicio que puedes hacer para abrir tu boca es inflar las mejillas y sonreír. Con estos ejercicios estás moviendo diferentes músculos de tu boca lo que te permitirá abrir la boca más fácilmente.

El último punto hace referencia a la velocidad en la que hablas. Si hablas muy lento, puede que aburras. Hablar muy rápido tampoco es muy bueno, ya que nadie te va a entender. Los estudios dicen que quien hable con tendencia de hablar más rápido es más persuasivo. De esta manera la persona suena más dinámica, más inteligente, más energética. Te daré un truco: cuando estés hablando, en la parte más importante que quieres que te escuchen, debes hablar más despacio. Es decir, cuando estés realizando tu discurso, lo que es menos importante, lo hablas más rápido, y cuando llegues a lo que quieres que se entienda, enfatizas y hablas relativamente más despacio.